domingo, 27 de junio de 2010

A. (psicoanalista) sobre el deseo:

La satisfacción del deseo es incierta, ilusoria porque el deseo persigue un objeto que nunca va a alcanzar (el falo). Sin embargo nos humaniza, nos culturiza y nos libera en parte, de nuestras pulsiones (fuerzas que exigen una satisfacción inmediata) que nos encaminarían a la angustia.

Los deseos son un motor hacia la vida y el amor, aunque en ocasiones nos encaminan hacia una permanente insatisfacción si pretendemos alcanzarlos a modo de un deseo imposible.

Podemos articular el deseo con una perspectiva simbólica que se refiere al encuentro con el deseo inscrito en la cultura que acepta la renuncia a la satisfacción absoluta para encontrar realizaciones posibles que la vida nos ofrece.

Los orientales dicen que te liberes de los deseos y vivas contento, aunque la trampa está en que para liberarse del deseo hay que desear, desear no desear.

Los motivos que se suelen alegar para no realizar los deseos son los miedos, pero oscureciendo un poco lo evidente pienso, si los miedos no son una manera de cuidarnos para no llevarnos al abismo de la insatisfacción.

El miedo puede surgir ante la perspectiva que se cumpla un deseo para comprobar que aquello que se creia tampoco es.

Los deseos son estupendos cuando fluyen, cambian y se adecuan no a su satisfacción plena sino a un acercamiento que puede ir cambiando de lugar.

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